La energía eólica
Convertir la energía eólica en electricidad es simple, relativamente barato y no contamina.
En este caso, la energía eléctrica se obtiene mediante el uso de la energía del viento, o más bien el desplazamiento de las masas de aire caliente y frío.
La energía producida por los aerogeneradores es ahora competitiva con la electricidad convencional en todos los países occidentales, siempre que tenga un sitio con bastante velocidad de viento (un mínimo de 3 m / s).
La instalación de energía eólica se basa en un rotor que puede ser de una, dos o tres palas, en un sistema de frenado de emergencia, en un generador eléctrico conectado en el mismo eje con un sistema de control.
El principio de funcionamiento es el mismo de los antiguos molinos de viento: las palas interceptan un amplio aire expuesto a la presión del viento.
La potencia de un generador depende tanto del área barrida por las palas del rotor como de la velocidad del viento.
A la misma velocidad del viento, el generador extrae energía de manera directamente proporcional al área barrida, es decir, según la longitud de las palas.
La tecnología está evolucionando rápidamente, tanto a través del denominado microeólico, realizado en instalaciones con una capacidad deliberadamente limitada, como con las investigaciones destinadas a la producción de materiales más ligeros o transparentes para la construcción de las palas y otras partes mecánicas.
Las instalaciones microeólicas permiten una producción descentralizada de energía que utiliza un solo aerogenerador que también puede tener un tamaño modesto y limitado poder (hasta unas pocas decenas de kW).
Cabe destacar, además, que la producción de energía eólica es por fin compatible en contextos agrícolas dado que las tecnologías modernas permiten el uso de instalaciones pequeñas que no afectan significativamente la propiedad real en la que están instaladas: silenciosas y no invasivas con el medio ambiente que "las acoge".